Deseo de corazón que mi ciudad natal no gane la capitalidad cultural. Es una distinción y un orgullo que debe llevarse una ciudad que sea sencillamente capaz de una cosa: trasladar la cultura en todos sus ámbitos y manifestaciones (musicales, plásticas, cinematográficas..) a todos los estratos de su sociedad. Jóvenes, ancianos, amas de casa, universitarios y personas con distintos niveles de formación, no necesariamente titulados.
He tenido la suerte de ver (y disfrutar) las iniciativas y actividades que se han venido desarrollando en otras ciudades españolas candidatas durante años (no como un spring desordenado y sin fundamento por llevarse el gato al agua) y deseo que sean esas ciudades, cuyo compromiso es de verdad trasladar la cultura a sus habitantes independientemente de que exista una capitalidad, las que ganen. Os invito a visitar Córdoba, Segovia o Burgos, ver cómo cada día se llevan a cabo talleres a pie de calle, festivales literarios, muestras gastronómicas y todo tipo de actividades e iniciativas gratuitas que han pasado a formar parte de la cotidianeidad en la vida de esas ciudades.
En ellas se deja sentir una especie de hermanamiento, de alianza, entre todos sus habitantes: es una suerte de corriente secreta que los une a todos. Están compartiendo algo de verdad. Y cuando pasas por esas ciudades, tú también formas parte derepente de lo que les está pasando. La cultura, los proyectos, la ilusión y la curiosidad que generan, tienen capacidad de unir a la gente y de hacerla sentir parte de algo. Creo que eso es lo más interesante del proyecto de Capitalidad Cultural.
En mi ciudad natal lo único que comparten todos sus habitantes son las impulotas aceras, y con salvedades. Mi ciudad natal es vulgar y superficial, nada de lo bueno que hay en ella es genuino, todo lo puedes encontrar en otras tantas: edificios bien ciudados, pavimentos exquisitos, limpieza, estatuas, flores..es el reflejo fiel de su cultura: puro abalorio. Y la belleza no es mala..pero quiero creer que no es lo único en la vida, y mucho menos en Europa para ganar una capitalidad cultural.
La suerte está echada y mis apuestas también.
campaña desde que se inició: el principal sin sentido de la belleza real de Dove, no es la talla de las participantes, si no el hecho de que Dove es empresa que pertence a la matriz de Unilever..dueña y señora entre otros de Axe. Dejé caer en tal espacio ese, que a mi parecer el hecho más hipócrita y paradójico de la campaña, pero nadie pareció entenderlo así: las encolerizadas participantes del foro de Dove continuaron enzarzadas en su intensa y profunda discusión sobre la talla 38 y la 40, lo que es belleza real y lo que no y la curva del culo que debieran tener las finalistas para ser llamadas mujeres reales.
Si de verdad quisieran contribuir al cambio de canon estético o la salud mental de la población femenina deberían haber puesto a esas tías desde el principio y punto. Si de verdad quisieran contribuir al cambio de canon estético o la salud mental de la población femenina deberían replantearse la personalidad bipolar de Unilever a través de las esquizoides campañas de Axe y Dove. Hubieran trazado una política de compromiso total con una causa, más veraz, creíble, posible, y barata!
Cada día que pasa me acuerdo del blog y pienso: ¿lo retomo? Y entonces surge la siguiente cuestión..¿cómo volver? La pregunta se vuelve tan rotunda que dejo que la rutina me lleve por otros derroteros.. *
