martes, 3 de enero de 2012

Drive

Algo tiene la palabra, algo encierra la sensación. Para mi drive era hasta ahora varias cosas: un verbo irregular que significa conducir. Drive, Drove, Driven. una canción de Incubus muy buena, una palabra anglosajona que suena bien, que asocio yo no se por qué siempre a peligros y arrebatos al volante, tal vez por esos anuncios de videojuegos con tipografías inclinadas. Ahora drive es mucho más que eso: ha alcanzado para mi el súmmum de su propia significación. Después de ver Drive, drive ya nunca será lo mismo. Ahora Drive se dibuja con letras fucsias y un estilo ochentero y un tanto trasnochado entre flashdance y Taxi Driver. Una de esas estéticas, una de esas historias, uno de esos personajes, que quedan como clásicos igual que le pasara precisamente a sus antecesores décadas atrás.

BSO de lujo, tremendo Gosling siempre en los papeles de taciturno chico agonías y genial también Carey Mulligan encarnando a toda la tristeza del mundo en su rostro angelical. Fenomenal y sorprendente dirección.

La recomiendo a todo el mundo, especialmente a night riders, buscavidas, contrariados, parias sentimentales, sociópatas, renegados, buenos conductores, amantes abnegados de las causas perdidas, conocedores del valor del gesto por encima de la palabra, damnificados por la gran tragedia: el momento pasa y se va, y a cualquier alma atormentada en general que se haya escondido alguna vez tras su volante.


 
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